12 dicembre 2011
Antonio Cubillo Ferreira *
Cuando el pasado miércoles envié al periódico EL DÍA el artículo "Apoyo mutuo a El Hierro", que apareció el pasado jueves 30 de noviembre, en la página 21, me dio por leer el libro "La odisea del hombre en marcha. Viaje antropológico", publicado en Firenze University Press, de mi gran amigo el investigador italiano A. Gaudio (1930-2002), fallecido trágicamente el 12 de julio de 2002 en Italia en un accidente de circulación. Attilio Gaudio, doctor en Letras y Ciencias Humanas, presidente del CIRSS de la Sorbone en París, el guerrillero más joven durante la resistencia italiana contra el fascismo y los nazis, quien con 15 años, en nombre de los guerrilleros italianos, hizo el discurso de la liberación de Milán en 1945, había comenzado sus primeros trabajos de etnografía y prehistoria con un libro sobre el origen de los guanches ("Épiques et douces Canaries"). Siempre defendió los estudios sobre los guanches y la independencia de Canarias en todos sus escritos políticos después de que nos conocimos.
Yo sabía que había conocido al gran investigador, gran explorador y especialista del Sahara Théodoro Monod, miembro de la Academia de Ciencias Francesas, nacido en Rouen en 1902 y que durante setenta años recorrió el Sahara. Sobre este inmenso desierto dijo: "El desierto es la tierra tal cual era antes del hombre y tal cual podría volverse después si el hombre desapareciera". La última expedición científica que llevó a cabo fue en 1993 (ver pág. 149 del libro de A. Gaudio), en el desierto líbico (Egipto occidental), de donde trajo unos trozos de "cristal líbico". Se trataba de una roca compuesta de sílice transparente y brillante que se remontaba al Mioceno, 25 millones de años, cuyo origen permanece desconocido. Se piensa que surgió de la fusión de una roca sahariana provocada por la caída de un meteorito o cometa. "Pero lo más sorprendente, y no de la menor importancia -nos dijo Monod mostrando su piedra líbica en el museo-, es el hecho de haber encontrado en el interior restos de un organismo microscópico misterioso". En 1994, el resultado de esta expedición fue publicado por Arnaud bajo el título de "Desierto líbico", que citaré.
Viene esto a colación por los artículos que están saliendo en la prensa sobre la restingolita, esas piedras o cristales que han aparecido estos días flotando en las aguas de nuestra isla herreña, negra por fuera y blanca por dentro, pero que a los profanos no se nos ha dado el resultado de los análisis. Al parecer, las llamadas autoridades "competentes" políticas canarias son las que dirigen las investigaciones, y lo que les interesa es buscar los lugares para hacerse las fotos ellos o los administradores de esta colonia africana o los venidos de la metrópoli, en vez de invitar a conocidos vulcanólogos del mundo entero y al Instituto Volcanológico de Canarias, formado por canarios especialistas en esta materia, que estarían muy interesados en lo que pasa actualmente en esta isla africana, y no lo han hecho, sino aceptar el chantaje de la metrópoli, que fue reservar al Instituto Geográfico Nacional, el IGN, la investigación exclusiva del fenómeno geológico; algo inadmisible para los patriotas canarios, de lo cual es culpable de todo el exalcalde de El Sauzal, actual administrador de la colonia, Paulino Rivero. Hubiera sido interesante y normal dar trabajo a los investigadores canarios en paro y no traer contratados y bien pagados a investigadores de España, pues, como ustedes bien saben, en Soria no hay volcanes.
Hace unos días, esas autoridades de televisión han dicho que la isla ha vuelto a la normalidad y que allí no pasa nada. Hemos oído estos días de las autoridades incompetentes -insisto en ello, incompetentes- declaraciones sobre que ya se ha normalizado la situación, que se abre el túnel, que vengan a ver las restingolitas, que vengan los turistas, que el túnel está abierto y que aquí no pasa nada, que los que tienen que venir son los turistas a sacar fotos y políticos de turno. No creo que los guías turísticos que allí están sepan mucho de volcanes y cristales, o de la historia de los bimbaches de El Hierro, de los guanches, de cómo y cuándo se ocupó la isla de sus primeros habitantes africanos, los Beni Bachir, de todas las inscripciones tifinaghs que dejaron grabadas en las rocas, de cuándo llegaron los conquistadores europeos a buscar esclavos y a vender a nuestros antepasados, de que el primer grito de la independencia de América lo dio un isleño de esta isla, Francisco de León, en Venezuela -mucho tiempo antes que Bolívar-, el cual aún no tiene un gran monumento en la isla, hecho por el Gobierno venezolano, ya que, además de este hijo preclaro de Canarias y de El Hierro, de Canarias, Tenerife, vienen la familia de Francisco de Miranda, el precursor de la independencia de Venezuela, y la abuela de Simón Bolívar, de la familia de los Ponte, que era de Garachico, donde sí hay una estatua del gran libertador regalada por el Gobierno venezolano. Nos imaginamos que si algún guía patriota e independentista saca estos recortes de nuestra historia patria a los turistas, no dura veinticuatro horas, por supuesto, pues el propio administrador de la colonia y actual presidente, Paulino Rivero, lo expulsará de su puesto de trabajo por decir que somos africanos en vez de ultraperiféricos europeos, como nos llaman ahora a los canarios en los documentos españoles.
Esta crisis de El Hierro no es broma. No se trata de un volcán de los supuestos normales, sino que debajo del mar parece ser que hay una formación de una cámara magmática muy preocupante, parte de ella enfriándose, llegándole un nuevo magna de profundidades de varios kilómetros; las emanaciones están por encima de las 2.500 t diarias. Los sismos de baja intensidad apenas se registran, porque el propio magma atrapa la onda, según me dijo un amigo ecologista que conoce bien la isla. Según los datos del Instituto Volcanológico de Canarias, la emisión difusa de estos gases de CO2, por el edificio volcánico insular alcanza en la actualidad las 2.398, + -, 115 toneladas diarias, cuando los valores normales son de 345 t diarias. Ante los valores de estos parámetros creemos que se debe seguir manteniendo la vigilancia, pero hablar de normalidad es correr un riesgo con la población de la isla.
Con esto de que no pasa nada, me recuerda lo que sucedió cuando los terremotos del siglo XVIII en la isla, que se oyeron y observaron de marzo a julio de 1793 (ver págs. 181/4 del libro "Noticias generales históricas sobre la isla de El Hierro, de Dacio Darias y Padrón, cronista oficial de la isla. Imprenta Curbelo, La Laguna, 1929). El gobernador de la isla D. Cosme de Burós se dirigió el 9 de mayo al general Antonio Gutiérrez diciendo: "Desde fines de marzo anterior, nos hallamos aquí bastante fatigados en continuos terremotos que, aunque de corta duración, son muy frecuentes. Al principio solo se observó su fuerza en un paraje que llaman Golfo y Sabinosa, siendo muy ligeros en esta villa; pero en el día es igual en todas partes, y estamos con bastante zozobra, pues hay días con sus noches que se repite ocho y diez veces con más o menos violencia, especialmente ayer, que a las once de la noche tuvimos todos en este pueblo que dejar nuestras casas y camas y pasarla al descubierto, porque habían precedido dos o tres pequeños. El de la dicha hora nos asombró por su fuerza y duración, que se repitió casi en los mismos términos a la madrugada". A esta carta contestó de Tenerife el general Gutiérrez diciendo: "Que no dudaba que las santas exhortaciones de ese venerable párroco dispondrán los ánimos de sus vecinos a resignarse a la voluntad de Dios".
Al día siguiente de escribir la primera carta, el gobernador repitió otra al general: "En el corto tiempo que gasté en escribir la anterior -le decía-, hubo cuatro terremotos, con cuyo incidente, y especialmente un sermón en misión de este párroco, hubo en este pueblo una grande y piadosa conmoción". "La víspera del Corpus se repitieron los temblores, llenando de pavor a sus habitantes, cuyos sentimientos religiosos estaban fervorizados entonces, ante la firme creencia de que llegaría un momento en que serían sepultados en medio de convulsiones pétreas. Continuaron los trastornos, aunque algo atenuados, hasta que en los días 9 y 15 de junio, domingo y sábado, ocurrieron con singular violencia, especialmente en el valle del Golfo, donde el temblor se manifestó con espantosos estruendos y grandes ruidos, producidos por el desplome gigantesco de riscos de la cordillera que semicircunda el risueño valle y derribo total o parcial de varias casas de campo, tales como las de los capitanes D. José de Espinosa y D. Pío de Ayala, así como otras más pequeñas, continuando luego las convulsiones sísmicas más suaves en el Golfo como en hervor. En la Villa también ocurrió algún derribo".
A todos estos graves fenómenos respondía el general lo de siempre, "que continuarán las exhortaciones en los pueblos para implorar a la Divina clemencia, que es el remedio único y eficaz para tales aflicciones" (Vid. archivo Villa Benítez citado). Creo que es interesante citar lo que sucedió en aquellas fechas para comprobar la situación y ayuda que prestaba el general español a nuestros compatriotas herreños.
Vuelvo de nuevo con lo dicho sobre el cristal líbico, por si puede tener alguna relación con la restingolita, esta nueva piedra que ha surgido y se ha hecho famosa, aunque no soy especialista en la materia, pero lo cito por si pudieran existir ciertos paralelos. En ciertas zonas de esta isla tinerfeña, por la zona de Icoden, se han encontrado cerca de la costa cristales blancos. Algunos, dicen los especialistas, son diapiros salinos; otros, cristales transparentes o las oxidianas rojas, y que pudieran tener relación con el extraño cristal libio que se conoce hace unos 150 años, cuando lo cita un cónsul francés en Djedad, en 1850, Fulgence Fresnel, que se lo había traído un beduino del desierto, cerca de Kufra y Dakla. Después cayó en el olvido hasta 1933, cuando lo cita Patrick A. Clayton, trabajando para el servicio topográfico egipcio, que localizó el lugar.
Posteriormente, ha habido unas 170 publicaciones sobre el cristal libio, comparándolo con otros cristales naturales. Un trozo de 26 kg se llevó al Museo Natural de Historia Natural en París, pero al llegar se partió en dos. El color de estos vidrios es de amarillo a verde claro, más o menos transparente, y las burbujas que contienen ciertas muestras les da un color blanco, y cuando son numerosas los trozos de cristal se vuelven opacos. La edad de estas piedras determinadas por el método potasio-argón da unas fechas de 28,5 a 29,5 +- 0,4 millones de años, aunque por otros métodos dan 58,3 millones de años. En 1984, el equipo Weeks-Underwood-Giegengack, en un estudio sobre el lugar, habla de que hay muestras de estos cristales en una zona de 3.500 km2.
La casi totalidad de los científicos creen que su origen es extraterrestre, de una fusión provocada por el impacto de un meteorito o cometa. Pero también se habla de un origen diagenético, propuesto por el Dr. Jux, al descubrir en uno de esos cristales restos orgánicos que no hubieran podido resistir las altas temperaturas; últimamente se habla también de un posible origen hidrotermal. Este cristal líbico irradia además a los rayos X como un cristal obtenido por fusión del cuarzo, claro que esta fusión se obtiene con temperaturas superiores a 2.050 grados. El carácter de contaminación extraterrestre se nota por la gran presencia del iridio, que últimamente se han encontrado en el cristal libio. Se han descubierto restos de stishovita, una de las variedades a alta presión del cuarzo. Quién nos niega que en el fondo del mar que rodea la isla de El Hierro no cayó hace millones de años un meteorito o un cometa y ahora está saliendo a la superficie en forma de cristales de restingolita?
La casi totalidad de los trabajos realizados hasta ahora sobre el cristal libio nos conduce a pensar que este es el resultado de la fusión de una capa terrestre provocada por el impacto de un objeto extraterrestre, y el análisis de estos cristales permite concluir que nos encontramos en presencia de una impactita y no de una tectita, aunque hay muchas cosas aún a dilucidar en este misterio, según concluye el informe de Weeks, Underwood y Giegengack.
Podría esto traer alguna luz sobre el nacimiento del inmenso Sahara, que ocupa una gran parte del norte africano y llega hasta Canarias, y el desecamiento progresivo o caída de meteoritos? ¿Cayó hace millones de años un meteorito o cometa cerca de la isla en el fondo del mar? Esperamos que el gobierno canario tome esto en serio y no sea como el general español Gutiérrez de la época y, sobre todo, que deje en manos de los investigadores canarios el asunto y a los extranjeros que quieran venir dentro de un espíritu científico pero no político.
Nuestra isla es conocida en el extranjero por ser la antigua isla del meridiano cero, por el árbol Garoé, por las inscripciones líbicas grabadas por los guanches en las rocas volcánicas, por sus investigadores nativos como D. Dacio Darias y Padrón y Aquilino Padrón y Padrón o D. Sebastián Padrón Bethencourt, sacerdote y escritor, quien cayó prisionero en Agel en uno de sus viajes en el Mediterráneo y fue rescatado por la Orden de la Merced, tras lo cual publicó en Madrid en 1670 una obra titulada "Relación verdadera de los sucesos que ha tenido la redención de cautivos de la Orden de Nuestra Señora de la Merced en la ciudad de Argel, por fines del año pasado 1669". Cito esto porque un profesor francés que vino a Argel en los años 70 me dijo que había consultado esta obra y otras de la Orden de la Merced, donde al hablar de los canarios detenidos en Argel la Orden los llamaba los canariotes. Es también conocida la isla, porque el traficante de esclavos normando que desembarcó en Lanzarote, en 1402, posteriormente fue a la isla de El Hierro y se llevó a casi un centenar de personas para venderlas como esclavos en los mercados europeos, y así lo continuó haciendo durante muchos años en otras islas, de donde viene la inmensa fortuna de sus descendientes, la conocida familia Betencourt actual en Francia, una de las primeras fortunas europeas, fortuna que hizo con la venta de esclavos guanches su triste y canallesco antepasado el mercenario Jean IV de Bethencourt, normando señor de Granville la Teinturiere, al servicio de la corona de Castilla, en 1402, en tiempos de Enrique III.
Esperamos haber escrito algo que interese a nuestras gentes de la isla hermana de Hero o Hierro, como la conocen en los mapas los extranjeros, hasta tanto estas islas africanas sigan siendo colonizadas por la corona española, monarquía medieval que aún tiene colonias en África y que pronto los independentistas canarios convertiremos en una Nación, la República Federal Canaria, Laica y Social, con la bandera nacional de las siete estrellas verdes, que pronto flotará en la sede de las Naciones Unidas.
*Presidente del Congreso Nacional de Canarias (CNC), brazo político del Movimiento de Liberación Africano, el MPAIAC
cnc@elguanche.net cubilloantonio@hotmail.com
Publicado en el periódico El Día, sección Canarias, 12-12-2011